martes, 1 de noviembre de 2011

Acantilado y prostitución

Iba de vacaciones a un lugar parecido a la Patagonia, pero estoy segura que estaba para el norte. Tenía qué ser Groenlandia, Alaska o algún lugar de Canadá. Iba con mi familia, unos tíos y primos. Llegábamos al acantilado y yo me metí al mar verdoso. Me preguntaban que por qué me había metido ahí y les explicaba que en otra ocasión, llegué a la misma altura y no había agua, ahora estaba confundida porque arrivé al punto, pero el agua me llegaba a la cintura.
El hecho de que fuera un acantilado lo hacía delicioso. Estaba mi Alex P. Luego Cristian me pedía que le comprara una biblia. Yo le decía que le prestaba el dinero, le vendían la biblia en partes o él me pagaba en abonos o algo así.
Regresando, me enrolé en las filas de las putas. Era un prostíbulo norteamericano al estilo sesentero. Me ponía una minifalda, no sé si amarilla o café y un bra rosa. Luego me fui a un privado, que parecía más un probador. Entre la tela y la pared, veía a las otras chicas y una de ellas me decía que me regresara al salón principal, que todavía no me tocaba estar ahí. Me metí a un salón así como andaba vestida, estaban proyectando una película, todos los chicos de prepa me veían y yo andaba como si nada.

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