miércoles, 30 de noviembre de 2011

Viaje II (o III)

Iba a viajar a Torreón. No sé por qué fui con Toño y él estuvo de acuerdo, pero luego dijo que prepararía una fiesta para los compas y me dejó con su familia, sus hermanos fueron muy amables y todo, su mamá también. Ella incluso me preguntó algo de la maleta, que le contesté con mi forma de ser. Había una tele y tierra y vi a Toño irse. No me entristecí porque hubiera una fiesta y él no me hubiera invitado. Ni siquiera porque me dejó ahí. Yo tenía qué irme, ése era el punto.
Paralelamente, mi papá y Marco también estaban ahí. Tal vez fue por una de las primeras veces que viajaba a Torreón y Marco me acompañó, me sentí estúpida porque el camión no venía y me hizo preguntarle a los que llevaban el letrero de Matehuala, San Luis Potosí, etc. Lo que me sorprendió es que preparara el viaje de dos formas diferentes y SIMULTÁNEAMENTE.

sábado, 26 de noviembre de 2011

En mi cuarto

Desperté y me di cuenta de que era presa. Buscaba un lápiz gordo, el que traje de Estados Unidos con dibujos de Mickey Mouse. Luego una bolsa de plástico. Afuera, la colombiana jugaba al volleybol con unos chicos. El día era soleado. Un pensamiento espeso en mi interior.

viernes, 25 de noviembre de 2011

Un parque de diversiones con comida

Papá, mamá, hermano y yo entramos a un parque de diversiones. Era como un día de campo organizado para diez familias y en todas las mesas, que eran 10, había cazuelas con guisos y tortillas. Yo les decía que se apuraran, que había bastantes cosas qué probar. Alcanzamos milagrosamente en una mesa algunos guisos, había primero cuatro niños, después nada más eran tres. No sé cómo nos acomodamos, pero cupimos los cuatro y los niños en una mesa cuadrada. Las cazuelas eran cuatro también, o tres. Al final sólo quedaba una de asado. Yo le decía al niño que todavía quedaba para un taquito y se lo hacía. La tortilla se despedazaba, entonces le ponía otra tortilla un poco más doradita y el niño me decía que no quería.
Terminando de comer, ya todos se habían ido. Creo que los niños iban detrás de nosotros o no, no me acuerdo bien. Pero enfrente estaba todo vacío, puros botes de plástico vacíos y yo quería recogerlos todos.

lunes, 21 de noviembre de 2011

Una bruja muy difícil

Tenía mi máscara y mi capa de invisibilidad. Me acerqué al laberinto para hablar con la bruja, pero en un momento, choqué con una de las paredes cubiertas de felpa o alfombra, no sé. El oso guardián olisqueó, la bruja estaba ya al tiro. Lo mandó a buscarme, yo tuve miedo y me regresé. Creo que sí le alcancé a susurrar, eso fue lo que la asustó. Había otra entidad ahí en el laberinto. Creo que era yo o alguien parecido a mí. Alguien que sacó sus lentes de la verdad. Era Orestes. Pero yo ya estaba muy muy lejos de ahí.

martes, 15 de noviembre de 2011

Air Supply

Estaba en el concierto de Air Supply. Luego lo estaba viendo desde mi casa. No vendieron butacas de las de atrás, más que a algunos individuos que no alcanzaron enfrente. Le hicieron zoom a la cámara y grabaron a dos o tres viejitos. Me di cuenta que en el concierto había muchos que eran ancianos.

martes, 8 de noviembre de 2011

Peces prehistóricos y escuela primaria

Estaba en el hospital, y mi tía Paty o Sol se subían conmigo al elevador. Me decía: "Cuidado, reina, esos son desechos biológicos". Me retiraba asustada de un bote rojo donde salían agujas. Ya tenía el pelo largo. Luego, bajaba al piso donde mi tía Paty había logrado multiplicar unos peces prehistóricos. No era a partir del ADN de los peces, sino que utilizó un ADN cualquiera y surgieron esas criaturas. Eran como una lubina, pero la boca redondeada, con un cerco de colmillos y unos ojos como palpos de tarántula. Los ojos eran asquerosos, estoy segura de que esos peces estaban ciegos. Mi tía los agarraba como si nada, eran unos 10 o 15 peces.
Después estaba en la escuela primaria "España". Teníamos un curso de verano y en la cabaña había una cama. Yo me recosté, las ventanas tenían cortinas rosas con encajes y el edredón era rosa con beige. Llegó David J. y se sentó a mi lado. Platicamos, hasta que escuché mucho guato o me aburrí ahí dentro, entonces salí. Los niños estaban lanzando globos con agua. Otros globos estaban llenos de harina. Ahí estaba Karla y Karina. Yo les conté lo que vi de los peces prehistóricos.

lunes, 7 de noviembre de 2011

Corte de pelo

Vivía en Santa Catarina, bajé a la avenida (donde estaba la alberca y los trampolines para echarse clavados). Quería cortarme el pelo, así que entré a la estética donde estaban dos muchachas de la clase baja. Una gorda y otra delgada pero chola. La gorda me hacía sentar en una silla y me llenaba el pelo de un agua azul rara. Me lo agarraba todo en un puño y me lo empezó a despuntar todo junto. Luego volteó a ver la novela en la t.v. y ya no quería cortarme el pelo. Me enojé. Dijo que si no me gustaba me podía ir a otra estética. Eso hice, aunque ya era tarde y no sabía dónde estaba otra estética abierta. Subía por las calles, que eran como las de Durango, Zacatecas, Guanajuato, la Durangüeña, etc. Una viejita me decía que en la esquina había una estética. Me encontré en el camino a A de aburrida y me acompañó. La chica tenía un recibidor verde con cuadros oscuros y música a alto volumen. Me pasó a la trastienda y me hizo un corte de pelo bonito. Era muy callada. Dedicada a su asunto de cortar. Era yo, tal vez.

Me llevaban a comprar ropa

Mis papás me llevaban a una boutique a comprar ropa. Había falditas de tutú, de color verde limón y rosa y con muchos brillos. Decía mi papá: "Parece que llegó ropa nueva, ¿no?" Yo trataba de seguir viendo y escoger algo que no fuera ridículo o caro. Mi mamá me seguía. Luego llegué al otro lado de la tienda, había muchos juguetes para niña, casi no había ropa. Encontré unas playeras DI-VI-NAS, de Mickey Mouse, tomé una y me la medí, me quedaba muy bien, pero costaba 700 pesos. Una playera de ese precio, Dios, no. La dejé. Creo que traía otros trapos en la mano, la verdad no me acuerdo. Sólo recuerdo que andaba toda apurada. Nunca me ha gustado ir de compras con mi papá.

martes, 1 de noviembre de 2011

Acantilado y prostitución

Iba de vacaciones a un lugar parecido a la Patagonia, pero estoy segura que estaba para el norte. Tenía qué ser Groenlandia, Alaska o algún lugar de Canadá. Iba con mi familia, unos tíos y primos. Llegábamos al acantilado y yo me metí al mar verdoso. Me preguntaban que por qué me había metido ahí y les explicaba que en otra ocasión, llegué a la misma altura y no había agua, ahora estaba confundida porque arrivé al punto, pero el agua me llegaba a la cintura.
El hecho de que fuera un acantilado lo hacía delicioso. Estaba mi Alex P. Luego Cristian me pedía que le comprara una biblia. Yo le decía que le prestaba el dinero, le vendían la biblia en partes o él me pagaba en abonos o algo así.
Regresando, me enrolé en las filas de las putas. Era un prostíbulo norteamericano al estilo sesentero. Me ponía una minifalda, no sé si amarilla o café y un bra rosa. Luego me fui a un privado, que parecía más un probador. Entre la tela y la pared, veía a las otras chicas y una de ellas me decía que me regresara al salón principal, que todavía no me tocaba estar ahí. Me metí a un salón así como andaba vestida, estaban proyectando una película, todos los chicos de prepa me veían y yo andaba como si nada.