All we hear is...

La cosa es que FM acababa de abrir una farmacia, el local era muy raro. Llegué ahí porque Hassam Abdullah me había seguido al parque con Marisol. Era un parque de diversiones. Me iba a tirar del tobogán y ahí estaba atrás. Marisol se fue para que habláramos solos. Luego ya estaba con FM y sucede que estaba muy cochino el lugar, pero sería convertido en una linda farmacia. Un señor que vendía medicina le surtió todo el estante de atrás. FM estaba muy feliz, yo no entendía nada.

Esos vestidos

Tan anchos y tan bonitos que eran. Los vestidos del siglo XIII y XIV y XV y XVI y XVII y XVIII y XIX y primera mitad del siglo XX.

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Tenía qué regresarlos el LUNES. Estaba vuelta una loca, Maye afuera de la vaquería, se me olvidaban algunos, mi casa era la casa del 1995, estaba antes la casa de Esteban, llegué a pedirle que me cuidara no sé que cosa y ahí esta su mamá y otra u otras personas, no sé. Luego mi casa era una tienda, le pedí a ma que me dejara ir pronto a eso, me daba de comer antes, creo que comía ahí en la tienda, estúpida presión de tener eso pendiente.

Casa de gitanos

Tenía qué bañarme en una pila. Apenas cabía. Un hombre joven vino a ponerme una toalla blanca y suavecita y pensé que quizá debía casarme con él. Lo demás creo que era sobre comida. Me gustaba la onda.

Me equivoqué

Compraba en una bonetería un boleto de camión. Iba hasta la central. Ya estando arriba del camión, me acordé que la clase era a tres locales de la bonetería. Pendeeeeeja. Me bajé y quería regresar lo más pronto posible. En la esquina de Cuahutémoc, un chico con una guitarra (en su cofre, o como se llame), me preguntaba cómo hacerle para llegar a... algún lugar. Le había dicho que cerca de San Bernabé. Yo le pregunté que si Anáhuac. No, me dijo que tenía que tomar el metro. Le indiqué cuál era la entrada para el sub y yo salí corriendo en un momento en que el semáforo estuvo en rojo y los carros se iban parando. Ahí estaba Marcos pero yo lo evadí, seguí corriendo y corriendo y corriendo, por entre unos puestos vacíos de artesanías. Me encontré una moneda de 10 centavos y la recogí. Llegué hasta el final del mercadito y ahí estaban ya alistándose todos con sus puestos, las indígenas tenían sus sonrisas vueltas hacia mí y eso me daba bastante miedo porque no dejaban de sonreírme. Una de ellas me dijo algo, pero la ignoré. La verdad ya no recuerdo bien.

Mercado de abastos

Mis padres y mi abuela me llevaron al mercado de abastos casi al atardecer. Estaba ahí el Falso Profeta. No le di importancia, me incliné sobre las croquetas. Además tenía que comprar otras cosas como leche y eso. Abría un cartón de leche y se veían unos grumos, como los de la leche Nido que no está bien disuelta.