lunes, 21 de noviembre de 2011

Una bruja muy difícil

Tenía mi máscara y mi capa de invisibilidad. Me acerqué al laberinto para hablar con la bruja, pero en un momento, choqué con una de las paredes cubiertas de felpa o alfombra, no sé. El oso guardián olisqueó, la bruja estaba ya al tiro. Lo mandó a buscarme, yo tuve miedo y me regresé. Creo que sí le alcancé a susurrar, eso fue lo que la asustó. Había otra entidad ahí en el laberinto. Creo que era yo o alguien parecido a mí. Alguien que sacó sus lentes de la verdad. Era Orestes. Pero yo ya estaba muy muy lejos de ahí.

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