sábado, 30 de abril de 2011

¿Qué pasó?

Estábamos en una reunión en una cabaña que parecía más el cuarto del abuelo en el segundo piso. Estaban los amigos, reconocí a casi los puros elementos femeninos, en especial a Ytzi. Me invitó a salir de la cabaña para ir al mar. Estando en la playa, nos arrimamos a un acantilado y las olas se acercaban cada vez más. Yo ya había entrado a nadar, pero en eso, una ola gigantesca nos apachurró contra la pared de piedra natural que me obligó a sacar mi mochila del agua, con apuro porque ahí tenía mi cámara. Luego Ytzi me subió a su carro y me dio un beso y me dijo que me tenía ganas. También me explicó que había reunido cierta cantidad, algunas decenas de miles de pesos y que estaba segura de que si yo aflojaba con todos, por qué no con ella que había reunido ese dinero. No es que me lo fuera a pagar, yo lo comprendí. Me dio mucha ternura y con la cabeza le dije que sí. Fuimos a la farmacia a comprar condones, estaban dos señoras escogiendo entre unos paquetes de shampoos o perfumes. E Ytzi sacó un paquetito de Trojan. Yo le había dicho que mejor de sabores, y al parecer no entendió, me fijé bien y lo que estaban escogiendo las señoras eran bloqueadores con brillos para niños, o botecitos de gel o jabón líquido. Agarré los condones e Ytzi los pagó. Luego en el carro me volvió a besar y condujo condujo condujo hasta llegar a la parte fea de la ciudad: la Alianza. Yo le pregunté: "Pero, Ytzi,¿a dónde vamos?" Me contestó que a un hotel, que le habían dicho que los de por ahí estaban más baratos. "Pero... yo no merezco esto, Ytzi". No me acuerdo muy bien de la cara que hizo, pero parece que arruiné un poco sus planes. Nos regresamos por donde mismo.
Ahora una interrupción por flashback que nada (o no superficialmente) tiene que ver con lo de arriba. Estoy segura que era la colonia Independencia, yo estaba tomando clase en un salón que parecía de los salones chicos de Filo. Era gris, las bancas cafés. Alguien me estaba observando o tomando una foto y yo volteo. Me estoy viendo a mí misma.

lunes, 25 de abril de 2011

Hoy recordé

Ése que era como la colina del Zelda Majora's Mask. En el atardecer. Incluso puede que hubiera un castillo... había pajes y corríamos y rodábamos por el zacate. Y princesas verdes. Regresábamos casi creo que tomados de la mano y cantando algún himno medieval para alejar el miedo al bosque. Incluso podía sentir el aire, ese que movía parejamente el pasto.

jueves, 21 de abril de 2011

Ayer

Mi trabajo, lo olvidé pero era algo de eso.

martes, 19 de abril de 2011

No me acuerdo qué

pero sí que contigo y otras dos personas más.

sábado, 9 de abril de 2011

Me cambiaba de casa

Había un espacio para mí y me convenía porque estaba seguro. Era como un departamento y vivían, no sé si una familia o un chavo y una tal Cris. La "reconocí" como amiga de Osvaldo, mujer caguamera. Yo subía y bajaba mientras que Cris me observaba con su sonrisa beoda. Le dije "Cris, mujer, invítame un trago, soy amiga de Osvaldo también".
Y dijo "Ah, sí sí".

la cabaña o el rancho de la Paz

Íbamos todos los nuevos y amigos en un carro por las calles de la Durangueña. Eran como en del cerro de las Noas por atrás a medio día donde subías y había mucha gente, pero al mismo tiempo abajo era de noche. La Durangueña tenía un leve parecido a Guanajuato.
Parábamos, como en el de el edificio de Mazatlán y de pan, a la orilla del cerro o de la Durangueña. Había una casa en construcción en el rancho de la Paz. Luego ya no estaba nadie más que José y yo. Yo trataba de limpiar un poquito, pero estaba nerviosa porque había ahí una cama y una casa sola con una pareja y una cama conducen casi siempre a lo inevitable.
Y creo que él me dijo telepáticamente: "vamos" y yo le dije "espérame".
La casa tenía cuadrados grandes de vacío en las paredes grises y fuertes de concreto, no había cortinas, las paredes no estaban pintadas, en el suelo había basura de carbón y botellas de caguamas. Yo iba al patio a lavar unas playeras blancas. Luego venían por mí, creo que eran mis primas de Estados Unidos. Agarré la pila de playeras blancas, eran como 6 o 7 de las grandes. Ya estaban secas y dobladas y también tenían dibujos.

jueves, 7 de abril de 2011

familia, Poltergeist, compañeras

Estaba con mi familia en unas vacaciones en España. O en Monterrey de noche. Había unas vaporeras gigantescas con comida, casi como en el de la panadería de noche y la quinceañera rara. Y luego un baile de disfraces, la verdad no recuerdo muy bien. Pero de que estaban ahí mi mamá, mi hermano y mi papá, estaban.
Luego me encontraba súbitamente durmiendo en la habitación, ordenada tal y como está ahora. Pero tenía miedo porque creía que los muebles habían sido movidos por un fantasma. Que mi habitación estaba poseída por el espíritu del fenómeno Poltergeist. Rezaba con miedo. Después, fui despertada por el ruido de la regadera. Angie se estaba bañando y cuando salió, seguía Martha y le decía que me diera chance, que ya eran las 9 y a esa hora entraba, pero ella hacía la cara como de que no me iba a dejar. Las maldije en mi interior. Me acordé que no, que entraba a trabajar a las 8, peor aún. Sonaba mi celular, era mi jefe. Me arreglaba furiosamente, y cuando iba a recoger algo al primer cuarto de los de atrás de la casa de mi abuelita, estaban Valdemar y una que supuestamente era su novia, teniendo relaciones de pie junto a la pared. No sé si habrán visto que los vi, pero me pasó por la mente quedarme a ver qué pasaba. Recordé que se me hacía tarde y salí corriendo, toda gordita como soy, por el pasillo.