domingo, 1 de abril de 2012

Arturo

Yo me sentaba y lo reconocía a tres mesas de distancia. Tenía barba y estaba muy flaco. Fui y lo abracé, él no se paró. No me acuerdo si me abrazaba también o sólo lo abrazaba yo, pero tenía que irme. Lo abracé con mucha fuerza. Y, por un pasillo, fui al trabajo.

No hay comentarios: