lunes, 12 de septiembre de 2011

Con B.

Entré a un pasillo medio oscuro. Se intercala esta onda con una escena sobre la Av. Ocampo, un mercadito, un camión, un pedazo de Reforma, ¿una sombrerería, quizá? No me dejaban pasar. Era un auditorio bien iluminado, parecía como un salón de una universidad cara, había computadoras y unos chicos empezaban a salir de la otra puerta. Cada quién agarraba su lugar y yo veía a B. La otra parte es que yo le decía a B. que yo le iba a enseñar algo. Entrábamos a una puerta al otro lado del pasillo y en la semi-oscuridad de lo que semejaba ser una biblioteca pública, en el rincón de una mesa cuadradita, con unos apilados de forma solitaria, le explicaba cómo eran los libros para niños.

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