sábado, 7 de julio de 2012

Suicidio y vestido de punto

Una casa señorial en una colonia del norte. El padre y dos hijas. Les había prohibido salir de esa casa, y para que cumplieran, les dio unas blusas de gasa especial: eran calientes mientras estuvieran dentro, pero si salían morirían congeladas. La hija mayor se enredó con un pariente de la cocinera. El padre se negó a que vivieran juntos, ahora que ella esperaba un hijo de ese clasebajero. La hija y su pareja se ahorcaron.
En otro momento, yo tenía un vestido de punto. Me veía tan hermosa, era de color blanco con unos adornos azules en los tirantes y en el escote. Todo tejido, la falda con volumen y vuelo. Estaba en mi casa de Torreón, Tani estaba jugando a los carritos enfrente del baño, sentado en el piso. Tendría como unos cuatro o cinco años. Su pelo cortado en forma de hongo. Yo entré a mi cuarto y vi que el vestido se me había hecho guango, los tirantes se me habían zafado.

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