martes, 17 de enero de 2012

Vista de la fiesta de B.

Había una fiesta en la casa de B. No recuerdo si yo fui invitada o no. El punto es que eran como las 2 o 3 de la mañana y la fiesta estaba en su punto máximo. B. ya estaba dormido. Sólo veía las siluetas negras en un fondo amarillo, bailando, con el inicio de un fuego. B. despertó y salió. Yo vivía en la casa de enfrente. En un cuarto que parecía más el de la abuelita de mi prima P. Desde ahí, veía el desarrollo de la fiesta, estaban cuatro sillas de playa y había otros tres hombres conmigo. Cuando vi que B. se dirigía hacia mi casa, saqué la otra silla de playa. Entonces la rentera salió también, preguntó que por qué había hombres en la casa. Que qué significaba. Es más, atrás de las sillas había una caja de condones de sabores. No sé si estaba llena o vacía. Sentí malestar. No vergüenza. Más bien enojo por no poder hacer lo que me diera mi gana. Como recibir amigos. (No en el sentido bíblico).

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