Existen ciertas reminiscencias de payasos. En especial de Cepillín. Había hijos de Cepillín, con el mismo maquillaje, mitad blanco, mitad negro.
Mi papá ya había terminado de comer, se había levantado de la mesa y se había ido. La mesa estaba en la cocina de mi abuelita Coco. La fiesta estaba por terminar, sólo quedábamos mi tío Lalo, su esposa y yo. Comíamos tacos de carne y la salsa estaba en tazas transparentes. La salsa tenía mucho cilantro. Cuando mi tío Lalo terminó de comer, fue a donde mi papá, diciendo que haría la oración del hombre repleto. No me causó gracia. Pienso que se le acabó la chispa que nunca he tenido.
martes, 20 de diciembre de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario