Agarraba la mochila gris entre otras caras, una que costaba 400 o 500 pesos. ¿Sabes tú si era una montaña de mochilas o una tienda? Bueno, hacíamos fila e íbamos subiendo hacia algún lado. Me cayó el veinte que me había enrolado en el ejército, atrás de mí estaban Silvia y Nabil. Nabil le decía a Silvia: Al menos completarás para comprar ese (aparato, instrumento musical, caracola electrónica).
Silvia contestaba con su buena onda: Sí, ya sé.
viernes, 19 de agosto de 2011
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