miércoles, 13 de julio de 2011

En el baldío

Estaban torturando a dos hombres amordazados. Era un baldío al que se podía acceder por varias calles y ninguno de los vecinos parecía notar nada extraño. Vi dedos, pedazos de extremidades en putrefacción. A dos cuadras yo señalé uno de los tugurios fraudulentos. Era una pequeña cantinita y nos podían ver desde ahí. Había un letrero en el tercer piso, era borroso. Estaban Manuelillo, Elee y era el Hipermarth de noche. Fue tan extraño. Era esa nostalgia de vivir sólo una vez ciertos momentos hermosos.

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